sábado, 9 de noviembre de 2013

AMANECIENDO EN PALACIO


Tras una semana muy paradito tratando de recuperar la tendinitis en los peroneos hoy he vuelto a disfrutar sudando un poco. A las 7 estaba en el gimnasio, tengo que hacer pesas, los años pasan y la testosterona baja. Nunca me gustó el gym pero los períodos de lesiones me llevaron muchas veces a no hacer otra cosa, siempre pensando en la recuperación. Los ejercicios de Fuerza necesito combinarlos con algo de aeróbico y al final me he inventado unas rutinas que normalmente gustan bastante a la gente que entreno. Terminada la rutina, hoy todavía tenía otra zanahoria y era trotar un rato por el Palacio de la Magdalena. Apenas amanecido el día estaba por allí trotando en un día frío, ventoso y con unas vistas realmente espectaculares, pena que hoy no llevé la cámara. Atravesar la campa, subir hacia el Palacio por los pinos, las escaleras, de nuevo hacia arriba por la cuesta de la zona norte, el acantilado, pisar el prao justo por delante, atravesar la recta de hierba y vuelta para la campa ¿Cuántas veces he podido hacerlo? Muchas, muchas pero no me canso ¡Qué bonito, la leche!. Hoy con mi nuevo Suunto lo he podido medir, ver el ritmo, me encantan estos aparatitos. Total que me ha sabido a gloria. Menos mal que tenía mañana de zapatería porque sino igual no salgo de allí.
Por la tarde, segao rápido del césped y a los planes. Una ronda para ver cómo ha ido la semana de todos ellos, sensaciones, dudas, agujetas, ilusiones y a preparar la semana que viene. Aún me queda hablar con Mario pero me pega que hoy, atravesando el Atlántico hacia Argentina,  no debe tener mucha cobertura porque aún no ha leído el whatsapp.

Preparar los entrenos dentro de un buque gasero tiene su miga, trato de hacerlo lo más ameno posible, combino varias disciplinas para amentar el volumen de la sesión sin llegar al agobio pero hay que tener mucha fuerza mental y me parece que Mario la tiene.

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