viernes, 16 de junio de 2017

CUANDO LLEGUE EL HURACÁN QUE SEGURO HA DE VENIR...

No se me ocurren palabras más bonitas, ni letras mejor cantadas que las que escribe y canta Luz en esta maravillosa o triste canción para tratar de sacar lo que he llevado dentro de mi cabeza durante este último tiempo: Cuando llegue el huracán que seguro ha de venir...
Han sido tiempos duros, muy duros, los más duros y tristes que me han tocado vivir en esta vida mía llena de rosas y no por más pensar que el huracán más tarde o temprano llegaría, no por sentirlo y verlo en estos últimos días, se ha hecho menos duro o más llevadero. La muerte de un padre, de mi padre, el pasado sábado, es el trago más duro, triste y ácido que me ha tocado pasar en esta corta, y larga ya, al mismo tiempo, vida mía, pero no voy a hablar de todo ello ahora porque la finalidad de este blog no es ésa. Solamente quiero escribir lo que supuso mi padre en mi vida deportiva porque en estos tiempos de padres-forofos-entrenadores, quizás signifique algo. 
Crecí y nací en una familia deportista pero deporte cántabro a la antigua usanza, dígase,  segar, atropar, cargar, ordeñar, cavar, sallar, abonar, arar, meter la hierba seca, las pacas... en fin, que con todo éso, poco tiempo quedaba para ir a ver al niño jugar al fútbol. Desde muy muy pequeño,  no sé cómo ni por qué, el deporte fue mi mejor medio de expresión. Casi sin poder aún levantar el balón, ya jugaba en alguna selección en torneos de verano, en el colegio se formó una selección de baloncesto y allí estaba yo, la olimpiada en el campamento,  tenía un ganador antes de empezar, las carreras de las fiestas con grandes y pequeños me las llevaba siempre, con 16 años ya jugué en el Escobedo la fase de ascenso a tercera división y con 17, 18, 19, 20 fui Campeón de España sub-18 con el Racing de Santander. Es entonces, ahí por los 17, 18 años cuando tengo casi casi los primeros recuerdos de ver a mi padre ir a verme jugar. Recuerdo, que al principio ni me gustaba que fuese, me parecía a mí, que con él en las gradas tenía que hacerlo todavía un poco mejor, tenía que conseguir que en el viaje de vuelta soltase un: joder vaya partido que has hecho hoy. En la vida me lo dijo, lo contrario,  me sacó los pocos errores que él como persona poco futbolera podía ver claros y creo que éso me acabó de forjar. Ya sin ganado en casa, y con tiempo por ocupar los fines de semana me acompañó a muchas carreras de atletismo y aquí todo estuvo más claro porque uno obtiene lo que vale y entrena pero siempre estuvo muy comedido en alabanzas y críticas, lo cual le agradezco, como todo lo que me dio en esta vida, que fue mucho.

BESARÉ EL SUELO. Luz Casal / Revólver y Luz Casal en concierto.

MUCHAS GRACIAS PAPÁ Y BUEN VIAJE. Me quito el sombrero y van por TÍ.



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