lunes, 23 de mayo de 2016

CUARTA COMBINADA. AYER CONOCÍ EL SUFRIMIENTO
































El SOPLAO  es un plato que se saborea todo el año. Ayer cuando llegaba a Cabezón reparé una vez más lo rápido que pasa un año, madre mía, pasaba por el mismo sitio, con el mismo ambiente, con las mismas tensiones en una escena que parecía de ayer pero con un año de por medio. Aunque no lo parezca, por mi cara de concentración, cuando llego a Cabezón soy uno de los tíos más felices de la tierra.
Con menos tiempo que otros años para colocar las cosas, fue llegar, colocar la bici e irme para la línea de salida. Ahora juego varias ligas y cuando dan la salida a los de la BTT me da por pensar más  en los que allí tengo que en mí mismo. Respiro profundamente y nos toca salir a nosotros, con 3 kms de calentamiento llegamos a la base de la Sierra del Escudo y en no más de 300m me voy sólo hacia arriba, marco mi ritmo y no miro hacia atrás en ningún momento porque tengo claro que voy a hacer mi carrera. La verdad es que llego más delgado que nunca y me veo realmente fuerte subiendo. No sé la distancia que saco al coronar pero debió ser bastante porque me planteo una bajada muy tranquila y sólo el ganador de la maratón me pasa ya al llegar casi al fin del cortafuegos. Se va un poco más en la bajada siguiente pero le recorto y vuelvo a pasar en la siguiente subida. Queda claro que lo mío son las subidas y el camino fácil y lo suyo las bajadas y las zonas técnicas. Me encuentro pletórico pero ya me doy cuenta de que llevo una sudada terrible. Como, bebo como nunca y seguimos con el camino a pocos metros del primero de la maratón hasta el km 27. Allí empieza otra bajada y le pierdo de vista pero noto que algo falla, tímidos calambres comienzan a aflorar, me sorprende porque he bebido lo que no está en los escritos pero la cosa tiene mala pinta y para el km 32 llevo los abductores completamente acalambrados por momentos. Aún así la gente no me pasa y empiezo a pensar que si yo voy mal y no me pasan, cómo vendrán los demás. Justo en la subida del Toral me pasan segundo y tercero de la maratón, Fermín lleva buena cara, Marcos va también jodido. Ricardo, que se subió el Toral no sé cuantas veces, y Marcos que con sus 10 años se hizo ayer 17 kms me animan a subir la empinada cuesta. La bajada hacia Cabezón se me hace eterna, voy realmente jodido pero no paro de negociar con el cuerpo, sé que mientras la zancada sea bastante lineal me aguanta pero cuando el camino se pone un poco técnico me da unos toques que me dejan tieso. Ya en la carretera aguanto el tipo y logro un ritmo digno. Para esas alturas sólo 5 de la maratón van por delante mío y el segundo de la Combinada es mi primo y discípulo Sebio. Llego muy jodido a la transición, alguna vez hasta se me pasa por la cabeza que no voy a poder subir a la bici pero hay dos cosas, y de verdad os digo que no se cual pesa más, que me impulsan a subir. La primera es que por experiencia sé que al cambiar de movimiento los calambres puede desaparecer, tengo que probar, y la segunda es que no voy a hacer el feo de retirarme, de darlo todo por perdido y decir que como no voy a ganar pues me retiro. NO.   Quería que si Sebio me  ganaba, lo hiciera conmigo en carrera, engrandecer aún más su victoria y darle el mérito que tiene. Me subí a la bici y con algún calambre de inicio, la cosa fue a mejor. Me crucé con Sebio que llegaba corriendo y calculé unos 13-15' de diferencia, además su cara reflejaba el mismo sufrimiento que el mío. Sabía que consistiría en no decaer, mantener un ritmo sin alardes y dosificar la ventaja. En la negociación con el cuerpo salí ganando, no marqué mal tiempo de subida en el Moral, dadas las circunstancias 58' y pasable en el Negreo también 43' pero la tromba de agua que nos cayó en este último puerto me dejó helado y la tiritona bajando hizo que los calambres aparecieran de nuevo. Malabarismos en la bici para deshacer los calambres, como era bajada, sin parar y ya en la carretera más pero llegando a controlarlos todos para por fin llegar a la meta en una explosión de emociones.
Todo lo sufrido ayer me ha hecho crecer un poco más, saborear con más ganas la victoria, aprender, valorar un poco más lo difícil que es ganar, ser más consciente de los regalos que me da la vida y considerarme, una vez más, uno de los 10.000 del Soplao porque lo que yo viví ayer, seguro que lo vivieron, no sé si por lo menos otros 5.000 pero seguro que muchos sí y seguro que multiplicado también.
Sebio se hizo con el segundo puesto, un pódium de primos, y me siento tan orgulloso de ese segundo puesto como como del mío propio. Lleva 2 años corriendo a pie, al igual que Julio García Somohano, son hijos, deportivamente hablando, les he enseñado todo lo que sé y en cierta medida sus logros son mis logros.
Pues nada un Soplao más, una Combinada más y ya son cuatro, un año más, son 43 y para el año que viene 44 pero ya os adelanto una cosa, el año que viene saldré a ganar de nuevo, porque uno se alimenta de sueños y el mío es ganar 5 Combinadas. No hago muchas carreras a lo largo del año pero en busca de ese sueño igual hago todavía menos, me reservo un poco más y trato de llegar mejor que nunca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario