lunes, 26 de mayo de 2014

SOPLAO 2014: DOS PIEDRAS, DOS AMIGOS, MUCHOS RETOS.... UNA MADRE Y UNA MUJER.




























Detrás de todas esas fotos hay muchas horas de entrenos, una vida dedicada al deporte, amistad, alegrías, decepciones, lesiones, momentos buenos, malos, regulares, excepcionales, amor, pasión.... vosotros también sabéis lo que uno se machaca y aún así hay otros que se machacan tanto como yo y nunca llegan a conseguir el sentimiento que se transmite es estas fotos. ¡Vaya lujo que he vivido ayer!
Estos días andaba un poco preocupado porque todo el mundo apostaba a que iba a ganar. No me gusta vender la piel del oso antes de cazarlo y era un poco lo que estaba sucediendo, no por mi parte. ¡Qué difícil es ganar, revalidar más y ayer lo volví a conseguir!
Bueno pues llegó el gran día, una fiesta, una exaltación del deporte y su catedral, Cabezón de la Sal. No dormí mucho pero sé que éso no es mucho problema para mí. Al llegar Cabezón, los nervios me recorrían la piel, lo que me esperaba por delante eran muchas horas de esfuerzo. Mi estrategia estaba clara, saldría con la cabeza del maratón, conservaría alguna fuerza y me sacaría la espinita clavada el año pasado en la bici. De salida me puse adelante, al llegar a la Sierra del Escudo seguí a los primeros y en las primeras rampas ya había hecho un análisis de todos los que por allí andábamos. Enseguida se ve quienes van y quienes no van tanto. En las duras rampas nos quedamos tres en cabeza y para mi sorpresa el ritmo era cómodo, observaba el pulso y me quedaba mucho para ir alto. Llegamos arriba y descendemos la bajada más criminal y rompepiernas del día, aquí si me adelantan 5 ó 6 como aviones, no bajé suave del todo pero si intenté reservar un poco las piernas en una bajada que a mí por lo menos me hace mucho daño. Pasamos por Ruente comí, bebí y me fui en busca de los primeros, otra vez tocando subir, unos 4 kms más adelante estaba con ellos y se formó un grupo de unos 5. Veía las caras y me resultaban jóvenes, había juventud, viveza y cada bajada se convirtió en una competición. Así las cosas y en vistas a lo que todavía me quedaba por hacer, empecé a pensar en la Combinada y dejé marchar al grupo. Del 15 al 20 fueron los peores momentos del día, no sé porqué, pero así fue. Llegué a la Campa de Ucieda, comí, bebí, subí la fuerte rampa y a partir de aquí regresaron las buenas sensaciones, otra vez subida y pillé a uno a otro y al que iba tercero que este año quedó segundo en el Costa Quebrada. Me empecé a crecer y por un momento se me pasó por la cabeza intentar ganar la maratón. En tercer lugar y con 1' de ventaja sobre el siguiente, concentrando en los caminos por los que he entrenado, no miré más y cuando quise levantar la cabeza, me había equivocado, hice una revuelta para volver al mismo sitio y me habían pasado dos.  No sé pero igual me hice 500m más todos en subida y sin parar de correr, cuando les cogí iniciábamos una bajada y después del sofocón comencé a pensar en reservar un poco las piernas, así que desde aquí sólo pensé en ello, haciendo el resto de la prueba muy bien de fuerzas pero con el lógico cansancio de 48km. 
Transición rápida, con miedo a posibles calambres pero enseguida me pongo a 30km/h camino de Ruente, buenas piernas, subo el Moral en 55' y aquí ya me doy cuenta de que tengo la carrera muy hecha. Se puede subir en menos, pero es muy probable también que luego se pague. Sin noticias de cómo vienen los perseguidores, no bajo el ritmo. El Negreo se me hace duro pero es que es muy duro y ya de bajada a Cabezón sé que tengo la victoria y fuerzas para bajar a más de 40km/h. 
La verdad es que he disfrutado mucho de la carrera, de la preparación y en meta todo ello se desborda.
Ya duchado me encuentro con Ringo, recordad hace dos semanas en la cima del Moral nos dijimos mutuamente: Ringo estamos preparados, yo sé que hacerlo en 43' después de lo traíamos encima es un tiempazo, él dá primero y me pregunta ¿qué,.... ganaste?. Le explico, y al final le pregunto ¡Y tú que tal? Con la cara me lo dijo todo, tercero en la BTT. Me dio tal subidón que fue como ganar dos veces la carrera, vaya abrazo más sentido ¡Ringo, tú y yo ya nos podemos jubilar jajaja! Hay que guardar bien esa foto.
Oscar 7h en la ruta a pie que es un tiempo impresionante también, me van llegando noticias de todos los que entreno y sus objetivos se cumplen con creces, ya hablaremos de ello, y al final llamo a casa, al oír la voz de mi madre, hace poco ingresada, a la que nunca ví tan mal y a la que está costando recuperar, sólo pude decir cuatro palabras Mamá volví a ganar. Todo lo demás fueron lágrimas. Mamá y Laura, Laura y Mamá esta victoria es vuestra más que de nadie.

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