Subidos ya en el coche y de vuelta para casa, desde la carretera, se veía el esplendor de la campa después de la batalla. Fotografía casi completa de todo el circuito con el mar al fondo en día de nubes grises llenas de agua, trazadas de barro bien marcadas por el paso de atletas y trozos de césped cántabro, subidas pronunciadas y bajadas sin descanso. No lo dije, pero es la imagen más bonita que he visto de un cross y se me ha quedado marcada. La CATEDRAL lució en todo su esplendor y yo traté de hacerla honor.
Ricardo se fue en el pistoletazo de salida a sprint cuesta arriba, este niño lleva metido en la sangre el cross, el barro y las cuestas. Sacó un montón al segundo y todavía esprintó en meta. Aquí corrió su primer cross, conmigo en brazos, entrando como vencedores y entiende perfectamente lo que Cueto es.
Marcos ganó el año pasado y este año salió a repetir, es el más pequeño pero tiene el Cross de Cueto en la boca todo el año. Trató de irse solo y lo dio absolutamente todo para llegar segundo haciendo un carrerón.
Llegó mi hora y el paso de categorías menores ya se notaba en el suelo. Calenté feliz por poder estar allí y os puedo asegurar dos cosas, calentando me dolía el peroneo, pero fue pisar la campa con los clavos puestos y se me quitaron todos los dolores. Cuatro vueltas, las dos primeras,con la última competición ya hace unos meses, valorando al personal. Roberto,un gran atleta y un marroquí joven que no conozco, se encargan de seleccionar al personal tirón tras tirón. Voy cómodo y espero el paso de los kilómetros, siguen dando apretones pero no incendian nada. A dos vueltas, sé que queda el arreón final y que va a venir por detrás que es donde está el gran Javi Crespo, me descuelgo un poco y busco su rueda. Efectivamente el arreón de Javi no es de fogueo y me voy con él, sacamos distancia y veo que será suficiente. Ocupo mi puesto y también sé que no puedo ir con Javi así que busco mantener con él una distancia que me haga no perder mucho ritmo y que los de atrás no se acerquen. Veo el segundo puesto y en al última vuelta me recorta un poco el marroquí pero guardo la distancia para disfrutar de la entrada. Hacía muchos años que no corría allí y en carrera lo pensaba, me he perdido muchas carreras y hoy era un día para DISFRUTAR. Os aseguro que más es imposible.