La carrera comenzó pronto, demasiado pronto, a las dos menos diez de la mañana ya estaba despierto, tenso y con sensaciones de calambres en los gemelos. No logro controlar la tensión que me produce esta carrera. Poco después se despertaba Laura asustada de todo el agua que había caído durante la noche. A las cinco menos veinte me tiré de la cama y preparé el desayuno, primer punto importante de la carrera, 4 naranjas y un limón en zumo, 9 nueces, dos más que las de costumbre, un plato de arroz integral, un buen tazón de copos de avena con la leche de avena que siempre bebo, dos tostadas de pan integral con aceite y miel, uvas pasas, orejones y ya el plátano lo dejé abierto encima de la mesa. Al llegar a Cabezón el ambiente es impresionante, me coloco en mi cajón de los 100 primeros, dejo la bici y voy al baño, saludos por aquí y por allá, caras finas, rivales buenos y todos preocupados con el tiempo. De momento no llueve y dudo si llevar chubasquero o no, decisión acertada, lo llevo encima. Sé perfectamente que va a ser un día muy duro en el que voy a tener que tomar unas cuantas decisiones, la clave está en acertar o no. Se acerca el momento de la salida y las pulsaciones suben. Traca, canción y en marcha, gente muy nerviosa intentando tomar posiciones delanteras, temerarios encima de la bici intentando ocupar puestos que no les van a corresponder y poniendo en peligro la seguridad de los demás. Yo no me mato por adelantar posiciones, espero el momento y trato de ir lo más seguro posible. En el Monte Corona ya hay barro, la carrera va a ser muy dura, llega la primera subida fuerte, San Antonio y subo posiciones, me coloco entre los 25 primeros y las sensaciones son buenas pero me preocupan la sensación de calambre ya padecidos durante la noche. Llegamos a La Cocina, se que lo voy a subir andando y así es, subo la primera rampa corriendo, ensillo de nuevo y para arriba, empiezo a adelantar gente, sin fatiga, tengo que echar a correr otro rato por el barro y con calma para arriba. Voy cogiendo al grupo cabecero sin dar una pedalada de más y empalmo con ellos en La Florida, no más de 20. Salimos a la carretera, me espera Oscar y decido parar a limpiar la cadena, me equivoco porque abajo en Celis hay manguera, pierdo contacto con el grupo y encima la bajada del Soplao a Celis está peor de lo que esperaba y tengo que parar en Celis a limpiar y engrasar de nuevo. No me pongo nervioso y marcho con un grupito hasta Monte Aa. Oigo los gritos de ánimo a los de cabeza y veo que no me sacan demasiado, aprieto en la subida y logro coronar con ellos, perfecto. La bajada rápida pero no en exceso, de hecho no me quedo. Pasamos por Ruente y el griterío es impresionante, lo mismo que en Monte Aa. De camino a Ucieda, ya mojao, decido ponerme el chubasquero, gordo de los del Decatlón, se me queda la cremellera trabada y ni para arriba ni para abajo, todo lo que resta de carrera con él puesto pero no me sobra. "Empieza la carrera", dijo Joseba León cuando comenzábamos a subir el Moral. Estamos de acuerdo, el Moral decide quienes son los hombres fuertes del día y yo me veo entre ellos, a la mitad llevo calambrillos en los gemelos y me preocupan pero de caja voy sobrao. Estiro un poco encima de la bici y se me empiezan a pasar, tengo piernas, me veo bien, ya se han quedado unos cuantos Litu, Brandan, Joseba León y otros que no conozco, coronamos en cabeza unos 10-12 y otro que llevamos a tiro de piedra por delante. En la bajada, no arriesgo nada y me separo un poco, me pasan varios de los que habíamos dejado atrás y cuando llegan a la carretera aceleran el ritmo, trato de cogerles pero veo que no merece la pena perder fuerza. Desde aquí me pongo mi ritmo y estoy convencido de que voy a ir recogiendo cadáveres. Empieza la subida a Fuentes y poco a poco van cayendo, alguno que no conozco, Arriola, Joseba León, son nombres ilustres que me hacen ganar confianza. Muy pendiente de comer y beber llego arriba a Fuentes y el frío es increible, llevo las manos congeladas pero en el cuerpo lo puedo aguantar. En la bajada me entran ganas de mear, ya llevaba un buen rato con ellas, y completamente mojado decido hacermelo encima. ¡Vaya Maravilla! Tan a gusto me quedé y tan bien me vino que bajando hacia los Tojos intenté hacerlo de nuevo pero con tanto bote no pude. Adelanto a Chisco antes de empezar la subida a Ozcaba, voy ganando posiciones, veo a Brandan que le he llevado toda la subida a Fuentes a no más de 50m, le cojo, le paso y nos vamos los dos hacia arriba, comentamos que el año pasado ibamos juntos en ese mismo sitio. Arriola, por supuesto, me pasó en la bajada de Fuentes, pero sé que voy más que él y veo que flaquea en la subida a Venta Vieja, ya caerá, arriba me encuentro con mi amigo Manu completamente congelado cuando iba jugándose el segundo puesto. Le paso y pego un trallazo bueno en una rodera con barro de la que no tuve narices de escaparme sin tocar el suelo, me hice daño en las costillas pero me subí a la bici enseguida, no lo suficiente para que me pasarán Brandan y el tercer clasificado. En la bajada veo a Brandan con problemas mecánicos, más adelante Aitor Quintana, sin duda el tío más fuerte de la carrera, con pinchazo y sin cámara. Escalo posiciones y empiezo la subida al Moral en quinta posición, por delante mío uno al que voy ganando metros y en tercera posición Arriola al que estoy seguro de coger, voy fuerte pleno de fuerza y cuando llega la primera rampa fuerte, a a punto de coger al de alante, ¡plas! no puedo cambiar de plato, me peleo con el cambio una y otra vez, una y otra vez pero tengo que subir en plato grande todo El Moral, por éso lo del título de plato grande, me veo con fuerzas pero sé que se me va a hacer duro y comienzo a regular para por lo menos no perder lo conseguido hasta allí, el esfuerzo muscular en esas alturas de carrera es enorme y tengo miedo de que me den calambres en la zona más dura, aún así como preveía voy cogiendo a Arriola, que ya tenía que estar muerto para empalmar con él en la bajada. Lo malo es que a Joseba León no le pude sacar más tiempo en la subida y luego me pilló en la bajada. Así las cosas nos presentamos en Ucieda Arriola, Joseba y yo, dos del mismo equipo, mal asunto y así se demostró. Unos coches hicieron que tuviese que medio parar, Joseba que ya había pasado, lo vió y se puso a tirar como un poseso aprovechando la circunstancia, salí detrás, en persecución varios kms con Arriola a rueda hasta que reventé y me dió matarile, qué se va a hacer, así es la carrera, no les censuro a ninguno de los dos. Al final sexto en meta, un poco con la miel en los labios porque me vi en el pódium pero encantado de la vida. Un puesto que colma mis aspiraciones y me llena de alegría. Lo avisé en días previos, estoy hecho de BARRO, y nunca se me dió mal una carrera en mi elemento, así se confirmó. Hoy el teléfono no ha parado de sonar y las felicitaciones han llegao por todo los laos. Ya he vivido un SOPLAO con frío, agua, barro y me alegro de ello pero luego deslució un poco lo que supone la llegada y el disfrutar de la alegría de la gente. La otra carrera la tenía Laura que llegó con 11 horas pero con la cara de felicidad que supone terminar y encima en esas condiciones. Hoy no entrábamos en nosotros mismos de felicidad y muchas son la veces que hemos a pretado los puños en señal de victoria ¡Reto SUPERADO!
Quiero dar las gracias a todos los que me habéis apoyado, gritado en la carrera, confiado en mí, llamado por teléfono, Oscar Crespo de boda y buscándome en la salida, apoyado y sobre todo a mi amigo Oscar que una vez más me ayudó en todo. ¡El año que viene es el tuyo Oscar!.